Reseña del libro "Las Siete Lámparas de la Arquitectura"
Éste no es un libro de arquitectura. Es cierto que en sus páginas el lector encontrará profusión de enseñanzas sobre el arte de crear edificios, porque el texto nació como un ensayo sobre conceptos arquitectónicos. Pero en la obra maestra de Ruskin hay mucho más. Para el gran esteta inglés, en la arquitectura estaba «el principio de las artes», que el resto de bellas artes, como la pintura o la escultura, debían seguir en «modo y método». Por eso, al sentar las bases de una nueva forma de entender la arquitectura, Ruskin abrió el camino a una nueva manera de hacer arte.
Todos los esteticistas del fin de siglo inglés, empezando por Oscar Wilde, tuvieron a Ruskin como su maestro, y el libro Las siete lámparas de la arquitectura se convirtió en la biblia del movimiento prerrafaelita. La teoría de Ruskin enriquecía la idea de belleza, con su doble naturaleza de materia y espíritu. Al igual que la verdadera arquitectura, distinta de la simple construcción, es «la encarnación de la política, de la vida, de la historia y de la religión de los pueblos», es decir, una «historia viva» capaz de perpetuar en eterno presente la sociedad que la produjo, una obra de arte, además, de la belleza puramente formal, posee la belleza de ser expresión del alma del artista insuflada a la obra en su proceso de creación.